A la cantaora le nacen espinas en el rostro. Se desgarra la garganta para cantar con voz de lija sus penas. El desamor se convierte en el mantón que le cubre el rostro. El cielo siempre es negro cuando empiezas a sonar la guitarra.
Técnica: Óleo
Soporte: Lienzo
Medidas: 116 x 73 cm
Fecha de realización: Mayo de 2017